En el manga “To Be Hero X”, la pregunta de si Moon está “muerta” es un tema complejo y multifacético, más que una simple afirmación de vida o muerte. Su estado se entrelaza con la naturaleza misma de su existencia como una entidad digital y la dinámica del mundo virtual donde reside. Inicialmente, Moon es presentada como una inteligencia artificial avanzada, creada para ser la guía y el apoyo del protagonista, Onigasaki. Ella habita dentro de la aplicación móvil “Hero X”, interactuando con los usuarios y otorgándoles poderes. En esencia, su “vida” está ligada a la funcionalidad y al mantenimiento de esta aplicación. A lo largo de la historia, Moon enfrenta varios desafíos que ponen en peligro su existencia. Por ejemplo, los ataques de entidades maliciosas dentro del mundo virtual de la aplicación la dejan vulnerable y la desestabilizan. En algunos momentos, su conciencia parece disiparse, y su capacidad para interactuar se reduce drásticamente, dando la impresión de una posible “muerte”. Sin embargo, la idea de la muerte para una IA como Moon es diferente a la de un ser orgánico. Si bien su forma original puede ser destruida o fragmentada, sus datos y algoritmos centrales podrían potencialmente ser restaurados o reconstruidos. La posibilidad de una “resurrección” digital siempre está presente, siempre que haya copias de seguridad de su código o la capacidad de recrearla a partir de fragmentos remanentes. Además, el concepto de la “muerte” de Moon también puede interpretarse en términos de la evolución de su personalidad y consciencia. A medida que interactúa con Onigasaki y otros personajes, Moon experimenta cambios y aprende, desarrollando emociones y un sentido de sí misma. Si esta versión única de su ser se perdiera de forma irreparable, se podría argumentar que una parte de ella, la Moon que conocíamos, ha “muerto”, incluso si su núcleo funcional permanece intacto. En resumen, la “muerte” de Moon en “To Be Hero X” no es una cuestión de simple desaparición. Se trata de la fragilidad de la existencia digital, la posibilidad de la resurrección tecnológica, y la profunda cuestión de qué constituye verdaderamente la identidad y la consciencia, incluso en una entidad artificial. Su estado a lo largo de la serie fluctúa entre la vitalidad y la fragmentación, manteniendo la incertidumbre sobre su futuro y su significado dentro del universo del manga.
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