La frase “Qué hermosa es la luna, ¿verdad?” tiene un peso emocional y simbólico particular en el contexto de Kimetsu no Yaiba (Demon Slayer). A primera vista, podría parecer una simple expresión de aprecio por la belleza natural, pero en realidad, encierra una profunda melancolía y un reconocimiento de la humanidad perdida.